La accesibilidad y la inclusión comienzan a ocupar un papel central en la evolución del turismo marítimo. Así lo defiende Luz Marina Gil López de Pablo, Responsable de Cultura Inclusiva en TUR4ALL – IMPULSA IGUALDAD, quien participará en la mesa redonda “Nuevas Tendencias en la Industria” del IV Congreso Internacional de Turismo Náutico y de Cruceros – CITCA Suncruise 2025, que se celebra del 15 al 17 de octubre en Motril y Granada.

Gil López de Pablo destaca que el turismo azul está dando pasos firmes hacia un modelo más accesible, aunque aún queda camino por recorrer. “La accesibilidad ha empezado a consolidarse como un eje estratégico dentro del turismo azul, aunque la mayoría de las navieras todavía centran sus esfuerzos en la adaptación de infraestructuras: cabinas accesibles, rampas de embarque o baños adaptados. Este avance es importante, pero ya no es suficiente”, afirma.

A su juicio, la nueva tendencia va más allá de los espacios físicos: “Las tendencias más actuales ponen el foco en la accesibilidad como servicio, entendida como la capacidad de ofrecer una experiencia fluida, personalizada y coherente con las necesidades de cada viajero. La accesibilidad debe sentirse desde el momento en que se busca información y se realiza la reserva, hasta la atención durante el viaje y la participación en actividades y excursiones”.

La experta subraya la necesidad de una transformación cultural en el sector: “Una de las tendencias prioritarias es la formación del personal. Las tripulaciones y equipos de tierra necesitan adquirir competencias específicas para atender con empatía, seguridad y autonomía a personas con discapacidad o con necesidades específicas. Al mismo tiempo, crece la importancia de ofrecer información clara y verificable sobre la accesibilidad de los servicios”.

En cuanto a las barreras que persisten, Luz Marina Gil apunta que “las personas con discapacidad o movilidad reducida siguen encontrando obstáculos en el embarque y desembarque, sobre todo en puertos con desniveles. A ello se suma la falta de información detallada y accesible sobre las características reales de los espacios o servicios”. Pero insiste en que las barreras más invisibles son las actitudinales: “La falta de formación específica, los protocolos poco flexibles o la ausencia de alternativas cuando un cliente requiere apoyo adicional siguen siendo desafíos importantes”.

Para superarlas, propone una visión de accesibilidad integral: “Es fundamental que las navieras establezcan protocolos de atención accesible, formen a todo su personal y trabajen con operadores locales para diseñar excursiones realmente adaptadas. La accesibilidad debe entenderse como una cadena de valor compartida entre la compañía, el puerto, las agencias y las empresas de ocio”.

La tecnología y el diseño universal son, en su opinión, los grandes aliados de este cambio. “Hoy, los sistemas digitales permiten ofrecer información personalizada sobre accesibilidad en tiempo real, asistentes virtuales o herramientas que facilitan la comunicación entre clientes y tripulación mediante pictogramas, texto o voz. Estas soluciones no solo mejoran la autonomía del viajero, sino que ayudan a las empresas a recoger datos y evaluar la satisfacción de sus clientes”, explica.

“El diseño universal, por su parte, evita sobrecostes y crea espacios más cómodos para todos los perfiles de usuario: personas mayores, familias con niños, viajeros con discapacidad temporal o sensorial. Innovación y diseño universal son las herramientas que permiten pasar de la accesibilidad correctiva a la accesibilidad naturalizada, integrada en la experiencia sin necesidad de solicitar adaptaciones especiales”.

Gil también destaca el enorme potencial económico y social de apostar por un turismo marítimo inclusivo: “Las personas con discapacidad representan un segmento con alto poder adquisitivo y fuerte fidelización. Además, la población europea envejece, y las personas mayores demandan experiencias seguras y bien comunicadas. La accesibilidad deja de ser un coste para convertirse en una ventaja competitiva que genera valor y reputación”.

A nivel social, afirma que “el turismo accesible refuerza valores esenciales como la inclusión, la igualdad de oportunidades y el bienestar. Actividades como la vela inclusiva o el buceo accesible favorecen la autonomía personal, la salud y la participación cultural. Además, impulsan la creación de empleo inclusivo y promueven una economía más diversa y sostenible”.

Sobre las buenas prácticas, señala que las experiencias más inspiradoras son las que adoptan un enfoque integral: “Combinan diseño universal, formación, comunicación accesible y colaboración con asociaciones especializadas. El reto no es solo adaptar instalaciones, sino construir una cultura de hospitalidad inclusiva en toda la cadena de valor”.

Por último, Luz Marina Gil subraya la relevancia de que congresos como CITCA Suncruise incluyan la accesibilidad en su agenda: “Es una señal clara de madurez del sector. Hablar de accesibilidad en el contexto del turismo marítimo es hablar de competitividad, reputación y futuro. El turismo azul del futuro será aquel capaz de conjugar empatía, tecnología y humanidad”.