El Congreso Internacional de Turismo de Cruceros y Náutica Deportiva, CITCA Suncruise 2025, se celebrará del 15 al 17 de octubre en Motril y Granada bajo el lema “Donde el Mar se funde con la Innovación”.

En este marco, Juan Rodero, Director General de Un Mundo de Cruceros, participará en el panel “Cruceros que Transforman”, donde se abordará cómo el mar y los cruceros influyen en la vida de los viajeros y cómo la industria se adapta a públicos tan diversos como la Generación Z y el crucerista sénior.

— Desde tu experiencia al frente de Un Mundo de Cruceros, ¿cómo habéis observado que los cruceros transforman la vida de los viajeros? ¿Qué historias o casos os han impactado especialmente en estos años?

En mi opinión, no sólo los cruceros transforman la vida de las personas, sino que VIAJAR en sí mismo lo hace. Los cruceros añaden una forma confortable y en muchos casos, muy exclusiva, de hacerlo.

Existen itinerarios de crucero no es posible, o muy difícil, acceder por otra vía. Un ejemplo, los cruceros de Expedición por la Antártida o el Ártico. Por otro lado, hay experiencias que, vividas desde un barco, marcan la diferencia. Por ejemplo, la entrada en Estambul, el cruce del Canal de Corinto en las islas griegas o navegar por Alaska o los Fiordos Noruego disfrutando de las vistas desde el mar.

El pasajero español ha ido «madurando» con los años. De comenzar con itinerarios cortos por zonas cercanas como Mediterráneo o Norte de Europa, le hemos visto dar el salto a destino de larga distancia como Alaska, destino que ha experimentado un auténtico boom desde la pandemia, o Asia y Japón.

— Gestionáis desde navieras familiares hasta las más lujosas del mundo. ¿Cómo ha evolucionado la oferta para adaptarse a diferentes generaciones, desde los cruceristas sénior hasta la Generación Z?

Todos conocemos la historia de los cruceros y es que se remonta al siglo XIX, cuando las grandes líneas transatlánticas comenzaron a ofrecer travesías no solo como medio de transporte, sino como experiencias en sí mismas.

Compañías como Cunard o White Star Line fueron pioneras en establecer el concepto de “vida a bordo”, con elegantes salones, cenas de gala y entretenimiento, especialmente dirigidos a una clientela de alto poder adquisitivo.

Durante el siglo XX, con la llegada de los jets y la pérdida del protagonismo del viaje marítimo como medio de transporte, los cruceros se reinventaron como una forma de turismo vacacional.

En las décadas siguientes, la oferta se democratizó: aparecieron barcos más grandes, con actividades para toda la familia, pensados para las clases medias, y con un enfoque más lúdico que elitista. En ese contexto, el crucerista típico era de perfil sénior, atraído por la comodidad, la seguridad y la posibilidad de conocer múltiples destinos sin hacer y deshacer maletas.

Sin embargo, en las últimas dos décadas, la industria ha tenido que adaptarse al cambio generacional. Las nuevas generaciones —desde los millennials hasta la Generación Z— buscan experiencias más personalizadas, auténticas y flexibles. Valoran el diseño, la sostenibilidad, la gastronomía local, el acceso a destinos menos masificados y, sobre todo, una forma de lujo más relajada, sin rigideces.

En respuesta a esto, han surgido nuevas marcas que están redefiniendo el concepto de crucero de lujo. Un ejemplo paradigmático es The Ritz-Carlton Yacht Collection, que ha conseguido atraer a un viajero joven, con alto poder adquisitivo, pero que no se identifica con los cruceros tradicionales. Su propuesta se aleja del entretenimiento masivo y apuesta por un estilo de vida elegante pero desenfadado, con barcos más pequeños, itinerarios flexibles y una filosofía en la que el barco es un hotel boutique flotante.

Este nuevo enfoque está marcando una evolución interesante: los cruceros ya no son solo una forma de viajar, sino una extensión del estilo de vida del viajero contemporáneo.

El concepto slow travel también es una tendencia creciente en el turismo que encaja muy bien con los nuevos enfoques del lujo contemporáneo. Este enfoque no tiene que ver con la lentitud en sí, sino con la calidad de la experiencia: se prioriza el tiempo para explorar con calma, conocer la cultura local, descubrir la gastronomía auténtica, establecer conexiones reales y evitar la sensación de estar tachando destinos de una lista.

En el contexto de los cruceros, el slow travel rompe con la imagen del turista que solo tiene unas horas para recorrer una ciudad en masa. En su lugar, ofrece escalas más largas, acceso a puertos menos concurridos, y la posibilidad de sumergirse en el ritmo de cada destino.

El barco deja de ser un «todo incluido flotante» para convertirse en un hotel-boutique móvil, donde el lujo no está en el exceso, sino en los detalles, el espacio, la privacidad y la autenticidad.

— ¿Qué papel juegan hoy la personalización y la especialización en la industria de los cruceros, y cómo os adaptáis desde Un Mundo de Cruceros a las nuevas expectativas del cliente?

La personalización y la especialización no son ya una tendencia, sino el corazón mismo del negocio de los cruceros hoy en día.

Hemos pasado de un modelo de crucero ‘para todos’, a un mercado profundamente segmentado, donde el cliente busca sentirse entendido, reconocido y único. Esto aplica tanto a los viajeros más veteranos como a las nuevas generaciones, que tienen expectativas radicalmente distintas.

Desde Un Mundo de Cruceros, con más de 30 años en el sector, hemos visto esta evolución desde dentro. Comenzamos trabajando con navieras tradicionales, y hoy representamos desde líneas familiares consolidadas hasta propuestas ultra lujosas e innovadoras como Regent Seven Seas, Ponant, The Ritz-Carlton Yacht Collection, Four Season Yachts, Explora Journeys o Seabourn.

Esta amplitud nos permite ofrecer una experiencia realmente a medida, basada en el conocimiento profundo del producto y del viajero. ¡Hay un crucero para cada tipo de viajero!

Los clientes ya no nos preguntan solo por el destino o la duración. Nos piden barcos con un enfoque gastronómico, expediciones sostenibles, experiencias wellness, escapadas culturales…

Nuestro trabajo es escuchar, interpretar y proponer. Y ahí la especialización es clave. No se trata de vender un crucero, sino de diseñar un viaje con propósito.

— Las emociones son clave en un viaje. ¿Cómo trabajan hoy las navieras —y vosotros como operadores— para crear experiencias transformadoras más allá del itinerario?

Las navieras han evolucionado para ofrecer experiencias transformadoras que van más allá del itinerario. Hoy el valor del viaje no se mide solo por los destinos, sino por las vivencias inmersivas y las oportunidades de crecimiento personal.

Se han popularizado cruceros de bienestar con yoga, meditación o cocina consciente; spas holísticos de última generación; programas de deporte y salud con entrenamientos de alta intensidad o cubiertas deportivas; y una gastronomía diversa y conectada con la cultura local.

Las excursiones en tierra también son más inmersivas: clases de cocina con chefs locales, catas en viñedos o experiencias culturales diseñadas para crear un vínculo real con los destinos.

— ¿Qué importancia tiene para el futuro del sector mantener un equilibrio entre el crecimiento del turismo de cruceros y su impacto social y medioambiental?

Mantener este equilibrio es vital. El sector afronta desafíos ambientales y sociales que está empezando a resolver con iniciativas como el uso de combustibles alternativos, el cold ironing en puerto, sistemas avanzados de tratamiento de aguas y residuos, y programas de turismo responsable que promueven la dispersión de visitantes y el apoyo a la economía local.

El futuro pasa por una industria sostenible, ética y transparente, capaz de demostrar que su crecimiento beneficia tanto a las comunidades locales como al medio ambiente.

— ¿Qué aporta, desde tu perspectiva, la celebración de congresos como CITCA Suncruise al desarrollo del turismo náutico y de cruceros?

Son foros fundamentales. Permiten promocionar destinos, impulsar la innovación, formar a profesionales, analizar tendencias y consolidar alianzas.

Para empresas como la nuestra, participar en estos encuentros es clave: refuerza la marca, genera oportunidades de negocio y nos mantiene al día de lo que viene. En definitiva, son espacios imprescindibles para que la industria avance unida hacia un futuro más sostenible e innovador.